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San Sebastián 2012: críticas de El artista y la modelo y Blancanieves

Por Daniel Martínez Mantilla - 25/09/12 No hay comentarios

José Luis Rebordinos, director del Festival de San Sebastián desde hace dos años, lo anunció el pasado verano: la muestra más importante del circuito de festivales nacionales debe volver a mimar el español. Dicho y hecho: en 2012 los programadores se han pusto las pilas y han confeccionado un interesante menú en el que, a falta de exhibir "The Impossible" el próximo viernes, la única producción que ha salido mal parada es la coproducción con Italia "Twice Born (Volver a Nacer"), de la que publicamos ayer nuestra crítica. Ahora recuperaré mis impresiones de las dos favoritas para representar a España en la próxima edición de los premios de la Academia de Hollywood.

"Blancanieves" llegaba el pasado fin de semana al Zinemaldia cargando grandes expectativas sobre sus hombres. El "high concept" de la propuesta, la preselección española a los Oscar y el más que notable paso de la película por el festival de Toronto mantenía muy altas las expectativas ante prensa y cinéfilos. Pablo Berger (un cineasta que hasta ahora sólo había dirigido la interesante pero intrascendente "Torremolinos 73") pasa con nota el examen y regala al espectador una cinta más que notable que funciona a diferentes niveles: cómo homenaje al cine europeo y mudo de los años 20, como original revisión a un mítico cuento que todos conocemos de arriba abajo y como divertimento para todo tipo de públicos: sólo falta que, como hicieron con "The Artist", el público esté dispuesto a ver otro tipo de películas.

La cita a la película de Michel Hazanavicious no es casual y es que el cineasta vasco ha tenido que responder mil y una cuestiones de los periodistas sobre los posibles parecidos o casualidades entre ambas películas. "The Artist" y "Blancanieves" únicamente comparten el uso del blanco y negro y apostar por el regreso del cine mudo. Nada más, hacer comparaciones entre ellas (como muchos están haciendo desde hace unos días) es alimentar una hoguera que nunca debió de existir. Como dijo Berger en la comparecencia con la prensa: "ni la francesa fue la primera película muda que se hizo, ni la nuestra será la última".

De lo que sí podemos y debemos hablar es de la estupenda puesta en escena o banda sonora de la película, de los divertidos guiños a la cultura española (una divertidísima Maribel Verdú enseñando su casa al "Lecturas") o de cómo se reinventa una vez más el icónico personaje de la Madrastra, ahora presentada como una cazafortunas retorcida y sadomasoquista que sólo quiere ser famosa. En definitiva, son muchas las virtudes de una película que ya se podrá ver en los cines españoles a partir del viernes y que tiene todos los ingredientes para gustar tanto dentro como fuera de nuestro país. Ni es la segunda venida de Cristo que algunos parecen anunciar ni merece el blacklash (¿por qué los detractores de una película tienen tantos problemas con que esta conquiste al público mayoritario) que seguramente pronto empiece a recibir.




  Con una recepción muy positiva también llegó "El Artista y la Modelo", el regreso al cine de acción real de Fernando Trueba un año después de ser nominado al Oscar con "Chico & Rita". Ambientada en la Francia ocupada de los años 40, la cinta nos cuenta la historia de un viejo escultor que recupera su pasión perdida por el arte cuando aparece en su vida una joven española que huye del ejército franquista. Convertida en modelo, la chica se convierte en la última esperanza del artista en conseguir esa gran obra que le ponga en contacto con la naturaleza.

Jean Rochefort y Aída Folch protagonizan una película rodada en blanco y negro ,en francés  y con un mínimo uso de la música que consigue emocionar al espectador con una sencillez pasmosa. La belleza de su luminosa fotografía y el retrato que hace el director de "Belle Epoque" de la creación artística resulta simplemente bello (una palabra un tanto hortera, pero que encaja a la perfección cuando uno habla de esta historia). La relación entre la muerte y la vida, la juventud y la vejez o la belleza en los tiempos de guerra que prometen las notas de producción de la película no estafan al espectador. Con muy pocos elementos, Trueba y compañía consiguen hablar de muchos temas y demostrar que, en ocasiones, eso de "a veces menos es más" es cierto.

"El Artista y la Modelo" no es una película para todo el mundo por su ritmo lento o la práctica inexistencia de tramas, pero si te dejas arrastrar descubrirás una pequeña delicia que, dicen, ha conquistado a la prensa extranjera que cubre el festival.

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