Esperamos meses y meses a la llegada de las primeras imágenes de "Lincoln, pero una vez se ha puesta la maquinaria promocional en marcha, el último trabajo de Steven Spielberg parece imparable. A falta de poco más de un mes para que la película protagonizada por Daniel Day-Lewis llegue a los cines americanos el próximo 16 de noviembre, el conocido como Rey Midas de Hollywood ha hablado largo y tendido con el prestigioso espacio de entrevistas de la CBS, "60 minutes".
En una entrevista que debería ver cualquier fan del director, Spielberg se confiesa a nivel personal y profesional. Desde su deseo en abandonar las grandes producciones de acción o sus conflictos familiares (que le llevaron, por ejemplo, a crear la mágica y extraordinaria "E.T. El Extraterrestre"), pasando por su difícil infancia o sus dudas con un (ahora) clásico indiscutible como "Schindler's List". Son muchos los temas que cubre esta interesante (aunque a ratos poco cinematográfica) entrevista.
El mayor director q ha dado Hollywood en las 3 ultimas decadas,el cine sin Spileberg no seria lo mismo.
ResponderEliminarTienes razón, no sería lo mismo; sería incluso mejor. Director ultracomercial y ñoño que siempre ha buscado el reconocimiento crítico.
ResponderEliminarEl que algunas de sus películas sean comerciales no significa que sea un mal director de cine. La idea de que solo el cinde independiente es arte y por ello bueno es tan ilusa y prejuiciosa como la estupidez misma.
ResponderEliminarYa muchas películas de Spielberg se han convertido en clásicos, porque lo son y lo merecen. Y como suele suceder, la sola presencia de un hombre reformista, exitoso y talentoso provoca la envidia de quienes en el anonimato vierten su amargura por no poder ser como la persona a la que cuestionan.
Felipe.
Bajo mi punto de vista, Steven Spielberg ha sido y es uno de los mejores directores que ha dado el cine en su historia. No solo lo avalan sus dos Oscars como director, sino una amplia lista de clásicos del séptimo arte.
ResponderEliminarNo creo que sea un nombre que admita cuestión en cuanto a la calidad de su cine (aunque haya tenido tropiezos); puede gustar o no gustar, pero de ahí a considerarlo un mal director hay un camino muy largo.