La 73ª edición del Festival de San Sebastián ha finalizado y ya conocemos el palmarés de la edición, pero todavía quedaban algunas películas de las que hablar. Una de ellas ha sido una de nuestras favoritas ('Frankenstein') y las otras tres son películas de la Sección Perlas: desde Cannes llegó 'Vida privada' y desde Venecia 'La Grazia' y 'Jay Kelly'.
'Frankenstein'
La película sorpresa de esta edición era un secreto a voces desde hace semanas. Aunque la inclusión de esta película en la programación ha quedado un poco deslucida porque nadie ha venido a presentarla (ni Guillermo del Toro ni Jacob Elordi, pese a sus raíces vascas), la nueva adaptación de la novela de Mary Shelley ha sido una forma estupenda de terminar el festival. Si sobre 'Valor sentimental' ya escribí que tenía más cine en sus primeros minutos que la inmensa mayoría de películas de este año, lo mismo se podría decir de 'Frankenstein', porque tiene una primera escena portentosa (y no será la única) que por sí sola ya justifica el precio de la entrada (lamentablemente, mucha gente acabará viéndola en Netflix). A Del Toro le ha salido una película larga (dos horas y media) porque dedica mucho tiempo a la biografía de Victor Frankenstein y la criatura tarda bastante en hacer actor de aparición (si exceptuamos el mencionado prólogo en el que ni siquiera le vemos la cara). Jacob Elordi impacta desde el primer momento, con un maquillaje que le cubre por completo la cara pero que le deja expresar lo suficiente como para construir un personaje conmovedor (y hace un trabajo alucinante con su cuerpo). Oscar Isaac también realiza una buena interpretación pero su doctor provoca rechazo desde el principio. La relación entre ambos es el corazón de una película en la que se nota que Guillermo del Toro ha puesto un cariño especial. 'Frankenstein' es deslumbrante en todos sus apartados técnicos pero si hay algo que sobresale de una manera particular es la impresionante (y omnipresente) banda sonora de Alexandre Desplat.
'La Grazia'
Toni Servillo ganó la Copa Volpi en Venecia por esta película en la que interpreta a un presidente del gobierno que está al borde de la jubilación. Mientras decide si firma o no la ley de la eutanasia y un par de indultos, este hombre que todavía no ha superado la muerte de su esposa siente la necesidad de descubrir quién fue la persona con la que esta le puso los cuernos hace 40 años. 'La Grazia' nos trae a un Paolo Sorrentino más contenido de lo habitual, aunque no faltan algunas escenas estridentes (usa con frecuencia una música discotequera machacona) y también alguno de esos momentos que hacen arquear cejas. Por ejemplo, hay una escena en la que la presidenta de un país eslavo (que, por algún motivo, es una modelo) le tira los trastos al protagonista, un anciano que le dobla la edad. Un Servillo más parco en gestos que nunca ofrece una interpretación bastante divertida, ya que la película acaba funcionando mejor por su parte cómica que por la dramática. También hay unas buenas aportaciones por parte de Anna Ferzetti (su hija) y Milvia Marigliano (su gran amiga). Aunque el actor favorito de Sorrentino ganara el premio de interpretación en Venecia por delante de Dwayne Johnson o George Clooney, su trabajo no parece lo suficientemente potente como para estar presente en la temporada de premios. Además, 'La Grazia' se ha caído de la lucha por el Oscar a la mejor película internacional: no ha podido ser escogida por Italia debido a que no se estrenará hasta 2026.
'Vida privada'
Además de escribir sobre las películas que veo, también me gusta contar cotilleos del festival. Aquí va uno de mis favoritos de esta edición: Jodie Foster iba a recibir este año el Premio Donostia. Ese es el motivo por el que el festival incluyó en su programación 'Vida privada', una película que pasó sin pena ni gloria por la Sección Oficial de Cannes. Aunque el Donostia de Foster se acabó cancelando, el film dirigido por Rebecca Zlotowski se ha acabado proyectando dentro de la Sección Perlas. La actriz norteamericana es, de hecho, el motivo principal para ver este film en el que la directora de dramas como 'Los hijos de otros' ha logrado reunir a varios de los mejores actores del cine francés (Daniel Auteuil, Virginie Efira y Matthieu Amalric). Foster interpreta a una psiquiatra que se obsesiona con la muerte de una de sus pacientes y decide investigar el caso por su cuenta. Zlotowski intenta hacer algo parecido a una comedia pero en todo momento queda claro que eso no es lo suyo. Los diálogos no son tan ocurrentes como ella cree y, aunque el esfuerzo de Foster es encomiable (habla un francés perfecto), su personaje es muy poco interesante. La visita de la protagonista a una hipnotizadora permite a la directora dar rienda suelta a su creatividad pero las escenas oníricas también dejan una impresión de "quiero y no puedo". 'Vida privada' se acaba pareciendo mucho a un thriller de Woody Allen, con Foster y Auteuil convertidos en improvisados detectives, pero ni los gags son divertidos ni la investigación es precisamente apasionante.
'Jay Kelly'
'Jay Kelly' es una propuesta deliberadamente 'mainstream' por parte de Noah Baumbach (sobre todo teniendo en cuenta que viene de 'Ruido de fondo') pero que en ningún momento llega al nivel de la única de sus películas que llegó a los Oscar ('Historia de un matrimonio'). El protagonista es actor (George Clooney) que se encuentra en un momento álgido de su carrera pero que, por culpa de una serie de circunstancias (la muerte de un amigo personal, un reencuentro con alguien de su pasado) atraviesa una grave crisis personal. Jay desea pasar tiempo con su hija adolescente así que, cuando esta se marcha para realizar un viaje por Europa, el actor decide seguir sus pasos. Kelly se embarca así en un largo viaje de tren hacia Italia que ocupa buena parte del metraje de la película (aunque afortunadamente se ve interrumpido por varios 'flashbacks' a otros momentos de la vida de la protagonista). Entre el séquito que acompaña al protagonista están su publicista (una divertida Laura Dern que no dispone de mucho tiempo en pantalla) y su representante (un Adam Sandler con su habitual falta de energía pero que intenta ganarse el corazón del espectador con un par de escenas emotivas). 'Jay Kelly' sirve, por encima de todo, para recordar que George Clooney es una de las mayores estrellas de los últimos tiempos, algo que se puede haber olvidado después de tantos años sin que haya realizado una película memorable (lleva fuera de los Oscar desde 'Los descendientes'). El juego de espejos orquestado por Baumbach es continuo durante toda la película e incluso él mismo aparece dentro de un rodaje ejerciendo de director. Clooney desprende carisma en el rol principal y el momento final en el que el personaje recibe un premio honorífico se siente como una reivindicación de su lugar en la industria (incluso podría llegar a ser catalogado de narcisista).
¿Y se sabe por qué el premio Donostia a Jodie Foster finalmente no pudo ser? Entiendo entonces que se intentará el próximo año.
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