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Crítica de Gravity: Alfonso Cuarón reinventa el cine

Por Javier Escartín Gómez - 03/10/13 5 Comentarios

En una larga noche londinense de hace cuatro años, Alfonso Cuarón y su hijo, Jonás, comenzaron a dibujar en sus mentes una historia sobre astronautas, transbordadores, estrellas y gravedad a 600 kilómetros sobre nuestros cabezas. Lo que comenzó siendo un sueño imposible, el delirio de un padre y un hijo en una noche aburrida de invierno, se ha acabado convirtiendo en un fenómeno cinematográfico que amenaza con marcar un antes y un después en el arte de plasmar historias sobre celulosa.

«Gravity» es una película diferente a todo lo que hemos visto ahora<. Nace de una premisa sencilla: dos personajes y un único escenario, el espacio. Pero a partir de ahí, comienza la revolución. De la misma manera que los espectadores que asistieron a la primera proyección de los hermanos Lumiére en 1895 sentían que el tren que veían proyectado en la pantalla iba a arrollarlos, el film de Cuarón fuerza al espectador a tambalearse sobre la delgada línea que separa lo real de la fantasía, una experiencia sensorial hasta ahora desconocida. En «Gravity» ya no existe el pasado, sólo el futuro.

Jamás el espacio ha sido fotografiado con la profundidad e inmensidad que disfrutamos en esta película; planos secuencia que desbordan la abstracta poesía de un lugar desconocido para la inmensa mayoría de seres humanos que, de repente, se muestra tan cercano como imponente. La magia del 3D, una tecnología que al fin encuentra su utilidad para redimensionar el poder visual del cine, refuerza la sensación de encontrarnos en el vacío más absoluto, abandonados a nuestra suerte, mientras bajo nosotros la Tierra sigue girando impertérrita alrededor del Sol.

Nueva tecnología 

Conseguir este logro técnico fue mucho más complicado de lo que Cuarón y su hijo imaginaron cuatro años en aquella casa de Londres. «Escribir la historia fue algo muy divertido, pensando en los personajes flotando sobre el espacio. Pero fue una pesadilla llevar ese cuento a la pantalla», relataba Jonás a los medios de comunicación el pasado miércoles en la premiére de la película en Nueva York. «Nos dimos cuenta de que no existía la tecnología para hacer la película y tuvimos que crear la nuestra propia».

«El cine es mi medio de subsistencia y 'Gravity' fue un error de cálculo de tiempo. No es la mejor inversión que he hecho», admitió Cuarón en una entrevista a la revista Vulture en relación a los distintos problemas a los que se enfrentó para llevar a la pantalla la ensoñación de padre e hijo. «Se invirtió mucho tiempo y dinero en nueva tecnología sin saber si iba a servir de algo».

Pese a los escollos y las recomendaciones de James Cameron, Cuarón desechó trabajar con la captura en movimiento y optó por rodar con brazos robóticos similares a los de las plantas de ensamblaje de automóviles y con una «caja de luz» para poder recrear los escenarios virtualmente. Su resultado impresionó al propio Cameron, que no dudó en describir a «Gravity» como «la mejor película sobre el espacio jamás hecha». «No hay un solo plano de la película donde no hayamos tenido que enfrentarnos con alguna dificultad técnica para conseguir lo que queríamos. «He disfrutado cada segundo del proceso, pero nunca lo volvería a hacer», sentencia Cuarón.

Ciencia ficción con alma 

Al margen de su maravilla técnica, «Gravity» ahonda también en las emociones más profundas del hombre. Pese a que la doctora Ryan Stone (Sandra Bullock) es un mísero punto dentro de la inmensidad del universo, la película es capaz de revelar la complejidad humana en una armonía perfecta entre el derroche visual y su trasfondo conceptual. Sentimientos como la pérdida, la soledad o el miedo se conjugan para mostrar la vulnerabilidad del ser humano, y a la vez su fortaleza para superar las adversidades de la vida. «La película es sobre una mujer. Olvídense del espacio. Es una mujer a la deriva en el vacío, víctima de su propia inercia», resume Cuarón.

«Gravity» es, por tanto, una película profundamente humana pero hecha con el material con el que se crean los sueños. Un viaje apabullante que flota sobre el infinito como la mayoría de nuestros satélites, dando una vuelta a la Tierra cada 90 minutos. La misma duración que este viaje inolvidable que nos propone Alfonso Cuarón hacia el futuro del cine.

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  1. Espero y sea reconocida como lo merece (tanto en premios como en taquilla), ya que este tipo de películas son las que exigen a futuras películas y cineastas a mejorar su calidad.

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  2. Lo único es que la peluca de Bullock es increíble

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  3. Lo mismo decían de "Avatar" y mira tú . Dicen qe lo más endeble de "Gravity" también es el guión, asi que....

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  4. No sé. Este tipo de textos exitistas le juegan más en contra que a favor a las películas. Ya cuando empiezan a aparecer los Lumiere y los extremismos como "la mejor película del espacio jamás hecha" o se ahonda en "un antes y un después en el arte"... no va por buen camino. Estos textos son nocivos para el arte, porque ponen demasiada expectativa e inflan los proyectos en dimensiones inconmensurables.

    Seguramente "Gravity" es una gran película, una inmensa película, pero bajen un cambio con el exitismo, que no le hace bien al filme.
    Puede ser muy buena y muy grandiosa, pero nunca más se va a hacer una película como "2001: A Space Odyssey", hecha hace ya casi 50 años, con muchísimos menos recursos y un impacto poético-narrativo jamás visto. Hay que tener más respeto por la historia del arte antes de hacer aseveraciones tan grandes. Lo digo con todo el respeto que se merecen los que hacen este sitio al que sigo hace mucho.

    Abrazo grande!

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