Este año me he vuelto a poner como objetivo ver los 16 títulos que compiten por la Concha de Oro, lo que significa tener que ver algunas películas que no me resultan particularmente atractivas y sacrificar otras que estaban en mi 'watchlist'. Afortunadamente, la Sección Oficial está cumpliendo con las expectativas que se habían generado en torno a ella. Aunque sí hay alguna que se pueda calificar de decepcionante ('The End' o 'Emmanuelle'), el nivel medio está siendo más que aceptable y la Sección Oficial presume de una variedad de géneros es digna de celebrar. Prueba de ello son los títulos de los que hablo en esta crónica: desde una ópera prima más propia de Sitges que de cualquier otro festival hasta las obras de dos veteranísimos cineastas que han venido a San Sebastián con sus mejores películas en mucho tiempo.
'El llanto'
La inclusión de 'El llanto' en la Sección Oficial solamente se explica por los nombres que tiene detrás: Rodrigo Soroyen e Isabel Peña. El primero produce y la segunda coescribe el guion de la primera película dirigida por Pedro Martín-Calero, un film de terror que en ningún momento se siente original pero que al menos cumple con lo mínimo que se puede esperar de ella. Ester Expósito (sin duda, otra razón más para explicar por qué el festival ha seleccionado esta película) realiza uno de sus mejores trabajos en la piel de una joven que empieza a sentir una presencia fantasmagórica. La historia protagonizada por Expósito habría funcionado bien como un cortometraje pero la película tiene un bajón de ritmo y de interés bastante evidente cuando viaja atrás en el tiempo y en el espacio (hasta Argentina) para contar el origen de la maldición. 'El llanto' huye de los 'jumpscares' facilones y logra construir una atmósfera malrollera y también un villano lo suficientemente atractivo como para que la película pueda acabar convertida en una franquicia. Por supuesto que no es un título que aspire a aparecer en el palmarés pero la cosa sería distinta si hubiera un premio al mejor póster: a primera vista solamente ves los rostros de las tres protagonistas pero, si te fijas bien, encuentras otro más.
'El último suspiro'
Los mejores tiempos de Costa-Gavras (nonagenario director de 'Z' o 'Desaparecido') quedan muy lejos pero, de vez en cuando, estrena películas que vuelven a captar la atención de la cinefilia. 'El último suspiro' era una incógnita porque no sabíamos si sería uno de sus títulos prescindibles o si sería de los que realmente vale la pena. Al final, ha resultado ser una sorpresa agradable y también una curiosa pieza de acompañamiento a 'La habitación de al lado', ya que trata sobre el mismo asunto: la muerte digna. A partir de las conversaciones entre un escritor y un doctor especializado en cuidados paliativos, se van desplegando una serie de historias protagonizadas por enfermos terminales que sirven para mostrar las distintas maneras en las que los humanos nos enfrentamos la muerte. El espectro es tan grande (hay enfermos que ocultan información a sus familiares, hay familiares que la ocultan a los enfermos, hay quién afronta su destino de forma ejemplar, hay alguno que no tanto...) que resulta imposible no sentirse identificado con alguna de las situaciones que quedan reflejadas en la película. El guion, inspirado en el libro homónimo, contiene muchísimo texto pero está lleno de reflexiones que perdurarán en el cerebro del espectador mucho tiempo después de verla. La rueda de prensa protagonizada por Costa-Gavras, Charlotte Rampling (que tiene un pequeño cameo) y Ángela Molina (que aprovecha muy bien sus escasos minutos en pantalla) fue una de las más intensas e interesantes del festival.
'Bound in Heaven'
La película china 'Bound in Heaven' se ha quedado este año como la representación más pura del cine asiático en la Sección Oficial (la otra, 'Serpent's Path', estaba rodada en francés y se desarrollaba en el país galo). La ópera prima de Xin Huo se inicia con una cruda representación de un episodio de maltrato. La víctima (la bellísima actriz y modelo Ni Ni) consigue alejarse de las garras de su violento novio y comienza una nueva relación con un joven que, para su desgracia, está gravemente enfermo. La película se centra entonces en esta historia de amor con fecha de caducidad que, por momentos, resulta difícil de entender debido al extraño comportamiento de sus personajes. Además, aunque se trate de un drama romántico, la directora introduce algunos destellos de humor negro que descolocan por completo al espectador. Los planos preciosistas y la banda sonora subyugante (para mí, lo mejor de la película) no logran enmascarar que estamos ante una irregular ópera prima de una directora, que eso sí, habrá que seguir de cerca a partir de ahora. 'Bound in Heaven' no será recordada como una de las mejores películas de la edición pero sí hay que apuntarla como una probable aspirante al premio a la mejor dirección.
'Mi única familia (Hard Truths)'
Tras dos aproximaciones al cine de época ('Mr. Turner' y 'Peterloo'), Mike Leigh vuelve a la actualidad y también al género en el que siempre ha sido un maestro: el drama familiar. Aunque habría que matizar que el drama, propiamente dicho, solamente está presente en el tercer acto de la película, ya que la primera hora es una comedia desternillante que tiene su mejor baza en una impagable Marianne-Jean Baptiste.Se podría decir que el personaje protagonista de 'Mi única familia' es algo así como la antítesis de la Sally Hawkins de 'Happy: Un cuento sobre la facilidad'. La actriz que fuera nominada al Oscar por 'Secretos y mentiras' se convierte en Pansy, una mujer profundamente maniática que vive enfadada con el mundo y trata verdaderamente mal a todo aquel que se cruce en su camino (ya sea su marido, su hijo o la cajera del supermercado). Seguir las andanzas de esta mujer es muy divertido pero, a partir de cierto punto, Leigh decide mostrar lo que hay detrás de tanto resentimiento. La Concha de Plata a la mejor interpretación protagonista no debería ser para nadie que no fuera Baptiste, que brilla tanto soltando improperios a la velocidad de la luz como en los momentos más dramáticos de la película. No es descabellado pensar que la actriz británica puede volver a ser nominada al Oscar por este trabajo.
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