Llegó, vio y venció. La ciudad de San Sebastián recibía a un encantador Hugh Jackman con los brazos abiertos para dar otorgarle el Donostia, el premio honorífico del festival que en los últimos años recibieron nombres como Glenn Close, Dustin Hoffman, Julia Roberts o Ewan McGregor. Aprovechando su visita y la del director Dennis Villeneuve (también presente en la sección oficial del festival con la controvertida "Enemy"), el Zinemaldia ha proyectado la esperada "Prisoners", el intenso thriller dramático que ha conquistado a los periodistas desde su estreno mundial en Telluride y que estuvo a punto de ganar el premio del público del festival de Toronto.
Jackman interpreta en el film a un hombre llamado Keller Dover. Anna, su hija de seis años, ha desaparecido, junto a su amiga Joy, y a medida que los minutos se convierten en horas, le va invadiendo el pánico. Desesperado, decide que no tiene más remedio que ocuparse personalmente del asunto, pero ¿hasta dónde está dispuesto a llegar este padre desesperado para proteger a su familia?
Tres años después optar al Oscar por "Incendies", Villeneuve se ha confirmado este 2013 como uno de los directores más interesantes y prometedores de la escena internacional gracias a dos películas muy diferentes entre sí y que, sin embargo, comparten una puesta en escena desasogante que incomoda y perturba al espectador. Con "Prisoners" el canadiense logra uno de los thrillers más logrados de la última década, una historia llena de giros al más puro estillo Hollywood y que sin embargo no renuncia a aportar al conjunto una profundidad dramática y psicológica que convierte al film en uno de los títulos más recomendables del año. El guión no se interesa exactamente en contarte quiénes son estos personajes, si no en las trágicas consecuencias que tienen los acontecimientos en ellos. No importa si finalmente las niñas aparecen o no, las vidas de estas personas ya ha cambiado para siempre por las decisiones que han tomado en el camino.
El tercer acto de la película está alargado (podría haberse reducido el tiempo que pasa desde que el espectador sabe lo que pasa hasta que lo descubren los personajes) pero el ritmo de la propuesta nunca falla a pesar de sobrepasar los 150 minutos de duración. La espectacular atmósfera que crean Villeneuve y el director de fotografía Roger Deakins y el espectacular trabajo del reparto (todos están excelentes, desde los protagonistas a los que sólo tienen un puñado de escenas de lucimiento) elevan un film que seguirá dando que hablar durante los próximos meses.
El penúltimo día del festival nos reservó la cinta más floja de la muy notabla sección Perlas de otros festivales. Desde Francia llegó "L'Amour est un crime parfait", un thriller dirigido por los hermanos Jean-Marie y Arnaud Laurrie que se pudo ver en la última edición del Festival de Toronto. El venerado Mathieu Amalric ("La escafandra y la mariposa") da vida a un profesor de la lujosa universidad de Lausanne que sigue soltero a sus más de cuarenta años. Marc es todo un seductor que tiene debilidad por sus alumnas, a las que no dudará en llevar a su lujoso chalet en una espectacular región de montañas y lagos. Su vida se complica cuando una de sus estudiantes desaparece y la madrastra de esta entra en escena.
Durante dos largas horas seguimos los pasos de un protagonista insufrible con el que es imposible conectar y que, además, resulta muy poco como creíble como Don Juan: Amalric puede ser uno de los actores más respetados de Francia, pero es feo. Simple y llanamente. En cualquier caso, ese es el menor de los problemas de una película aburrida, sin garra y que no tiene nada destacable. Difícilmente lo llamaría una Perla.
Desde el país vecino también nos llegó la película que clausuró la sección Perlas. "9 mois Ferme" es una comeda dirigida, escrita y coprotagonizada por Albert Dupontel que tampoco termina de encajar en una prestigiosa sección como esta. La alocada comedia sigue los pasos de Ariane Felder (que interpreta una divertida Sandrine Kiberlain, vista en "Las chicas de la sexta planta"), una estricta jueza que descubre sorprendida que está embarazada. No lo entiende, puesto que no recuerda haberse acostado con nadie en los últimos meses. Tras hacer una prueba de ADN, descubre horrorizada que el padre de su futuro hijo es Bob Nolan, un delincuente en busca y captura por un crimen monstruoso.
Tal embrollo es el punto de partida de una cinta menor, pero simpática que podrá espantar a los detractores de la comedia francesa más absurda. No es una gran película, pero hay gags notables y tras cuarenta películas a las espaldas de los periodistas presentes en el festival se agradece un simple entretenimiento. Curiosamente, entre lo más destacado del film nos encontramos con un divertidísimo Jean Dujardin en un cameo como intérprete para lenguaje de signos de un canal de noticias.
La premiere mundial del último trabajo de Jean-Pierre Jeunet ha sido la encargada de clausurar la 61 edición del Festival de San Sebastián con su regreso al cine angloparlante. El director de "Amelie" ha presentado "The Young and Prodigious T.S. Spivet", una fábula protagonizada por un genio de diez años que vive en un rancho en Montana. Su gran talento para la cartografía y los inventos pronto tendrán su recompensa cuando una prestigiosa institución científica le concede un prestigioso premio y cruzará medio país para recogerlo.
Alejado de la inspiración de la cinta que convirtió en una estrella mundial a Audrey Tautou, Jeunet intenta volver por los fueros con un cuento en el que encontramos algunos de los rasgos más característicos de su cine: voz en off, fotografía y colores luminosos, personajes excéntricos y un aura de realismo mágico. En su primera aventura en tres dimensiones (un formato que la película sabe exprimir, aunque el relato no lo "necesitaba") el francés consigue una película simpática y con cierto encanto que peca de irregular: si bien los dos primeros actos son de lo más disfrutable, el clímax se aleja del tono que había caracterizado hasta entonces la película y carece de la emoción necesarias. No es una gran película, pero sí un agradable cierre a nueve días de cine en los que hemos disfrutado de historias para todos los gustos.
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