'La sustancia'
A Coralie Fargeat la conocimos con 'Revenge', una película con una historia extremadamente sencilla pero que destacaba sobre todo por su puesta en escena. En 'La sustancia', Fargeat ha dado un pase adelante en el aspecto narrativo (no en vano, ganó el premio al mejor guion en Cannes) pero lo que más destaca aquí es que ha logrado llevar su inagotable inventiva visual hasta un nuevo nivel. La película lanza un mensaje pertinente y necesario con el que cualquier espectador podrá identificarse porque, aunque pueda apelar de una manera más directa a las mujeres, todos tenemos inseguridades. Nadie mejor que Demi Moore (que fue masacrada en redes sociales por su apariencia física en cierto desfile) para dar vida a esta mujer obsesionada con su imagen. Pero 'La sustancia' no solo contiene el mejor papel de Moore en toda su carrera sino también la mejor oportunidad que ha tenido Margaret Qualley para demostrar todo su potencial. Por supuesto que las dos merecerían estar en la carrera de premios pero cualquier opción que pudieran tener se desvanece en el tercer acto, cuando la película pierde completamente los papeles y se convierte en una de las cosas más bizarras que he visto jamás. Algunos disfrutarán del festival gore orquestado por Fargeat (aquí la recepción ha sido estupenda) pero a otros les va a horrorizar.
'El lugar de la otra'
Como el término "telefilmazo" hace tiempo que perdió todo el sentido, vamos a intentar evitarlo para describir 'El lugar de la otra'. Aunque tal vez habría que inventarse un nombre para estañe tipo de películas basadas en hechos reales y muy justitas en su faceta técnica que últimamente pueblan las plataformas ("¿plataformazos?"). Nunca he sido un gran fan de Maite Alberdi, ya que en sus documentales nominados al Oscar ('El agente topo' y 'La memoria infinita') rozaba la pornografía emocional, ponía demasiado empeño en hacer llorar a los espectadores y en ningún momento daba señales de ser precisamente una virtuosa del lenguaje cinematográfico. En 'El lugar de la otra', su debut en la ficción, tiene entre manos una historia real (la de María Carolina Geel, una famosa escritora chilena que asesinó a su marido) que no es capaz de contar de una manera que sea mínimamente estimulante. No le ayudan la fotografía, increíblemente deficiente (los 'flashbacks' son para arrancarse los ojos), ni la espantosa banda sonora, que contribuye enormemente a que tengamos la impresión de estar viendo la clásica telenovela vespertina. El único haz de luz de la película es su protagonista (Elisa Zulueta), que consigue ganarse la complicidad del espectador con su rol de mujer abnegada que encuentra inspiración en la figura de Geel. 'El lugar de la otra' ha sido la elegida por Chile para buscar la nominación al Oscar en la categoría de mejor película internacional pero es imposible que Alberdi consiga esta vez el beneplácito de la Academia.
'Tardes de soledad'
Por primera vez en su carrera, Albert Serra participa en la Sección Oficial de San Sebastián. Es más, esta es la primera vez que este catalán francófilo que en numerosas ocasiones ha sido crítico con el cine español estrena una película en un festival de su país. 'Tardes de soledad', un documental sobre el mundo de los toros, estaba destinado a levantar ampollas. Y vaya si lo ha hecho. PACMA decidió manifestarse en las puertas del Kursaal, acusando a la película de glorificar el maltrato animal. Vaya por delante que yo soy antitaurino, pero creo que en realidad el punto de vista de Serra es bastante objetivo. Él no tiene la culpa de que en una plaza de toros mueran animales (a algunos espectadores parece que esto les pilló por sorpresa y abandonaron sus butacas cuando la película apenas acababa de empezar) y tampoco tiene la culpa de que la liturgia que acompaña a la tauromaquia (los pasodobles, los trajes de luces, los movimientos de los toreros) luzca tan bien en la pantalla grande. Porque la película tiene una fuerza visual innegable, las corridas están rodadas de una manera espectacular y el protagonista de la cinta (Roca Rey) tiene un magnetismo innegable. Lo que se echa de menos en la película es un hilo argumental, ya que no deja de ser una mera colección de corridas salpicada con algún momento más íntimo del torero (los viajes en el coche con su cuadrilla o su preparación previa en el hotel). A falta de ver 'El llanto' (cuyo runrún no es nada bueno), 'Tardes de soledad' me ha parecido la mejor película española a competición. Pero, debido a su condición de documental y a lo controversial del asunto que trata, sus posibilidades de aparecer en el palmarés son limitadas.
'The End'
'The End' venía precedida de una recepción muy divisiva en Telluride y en Toronto. En San Sebastián hemos podido comprobar que el primer largo de ficción del reputado documentalista Joshua Oppenheimer es una obra fallida, aunque hay quien ha sido capaz de encontrar algunos aspectos buenos en esta insólita propuesta. Si queréis leer cosas positivas sobre ella, mejor que busquéis en otro sitio porque para mí esta película es la peor que he visto en esta edición. Ni siquiera el reparto, uno de sus atractivos principales, consigue salvar del naufragio a una película en la que nada funciona: ni el elemento sci-fi (que no está nada desarrollado), ni la comedia, ni el drama, ni su apartado musical. En este aspecto, tendría que matizar que sí me ha parecido que la banda sonora tiene algunos momentos inspirados pero soy incapaz de recordar ningún pasaje porque todas las canciones tienen mucho texto y ningún estribillo. Oppenheimer quiere hablar de muchos temas pero los diálogos son casi siempre demasiado crípticos y todos los personajes son incapaces de comunicarse entre ellos como seres humanos. Michael Shannon y Tilda Swinton son perfectos para encarnar dos personajes tan excéntricos como los suyos aunque la película se centra más en la pareja formada por George MacKay (pelín pasado de vueltas) y Moses Ingram (lo más cerca que hay a una persona normal en esta película). Las secuencias musicales están rodadas de forma muy convencional y, aunque las canciones están diseñadas para emocionar al espectador (sobre todo en el tramo final), solamente causarán algún impacto en aquellos que hayan logrado conectar con la historia (algo que resulta verdaderamente complicado).
'Cuando cae el otoño'
François Ozon es uno de los cineastas predilectos del Zinemaldia. Cuando pueden lo incluyen dentro de su Sección Oficial (ganó la Concha con 'La casa') y, cuando no, va a Perlas (recientemente lo hizo con 'Peter Von Kant' o 'Todo ha ido bien'). El francés es un director tan ecléctico que cuesta mucho encontrar sus estilemas pero, si hay un género por el que siempre ha sentido una especial predilección, ese es el thriller. Aunque apuntaba a ser uno de los títulos más ligeros de la Sección Oficial, 'Cuando cae el otoño' ha resultado ser más sórdido de lo esperado. La película está protagonizada por Michelle (Hélène Vincent), una anciana con un turbio pasado que mantiene una relación problemática con su hija (Ludivine Sagnier). Las cosas no tardarán en ponerse realmente feas cuando un vecino (Pierre Lottin, actor omnipresente en el cine francés reciente) decida intervenir en el asunto para echar una mano a Michelle. Se trata de guion sencillo (incluso facilón) pero también eficaz, que por momentos recuerda a algunos trabajos europeos de Woody Allen. Obvio que no estamos ante una de las mejores películas de Ozon pero este cineasta tiene el caché necesario como para acabar apareciendo en el palmarés, probablemente en la categoría de mejor guion o en una de las interpretativas. Vincent está brillante mostrando la doble cara de un personaje que nunca sabemos si es víctima o verdugo, mientras que Lottin y su madre en la ficción (Josiane Balasko) también tienen espacio para brillar en roles secundarios.
Hoy si LA SUSTANCIA. . . el papel de Moore es muy bueno, lastima que en papeles asi la academia no se fija pero la verdad estuvo increible y la pelicula muy buena, si el final es muy GORE pero vale la pena verla!
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