El teatro de la cárcel Rebibbia de Roma. Acaba de terminar la representación de Julio César, de William Shakespeare; el público aplaude entusiasmado. Las luces se apagan y los actores vuelven a su condición de presos camino de las celdas. "Cesare deve morire" nos hace retroceder entonces seis meses en el tiempo para acompañar a estos convictos en el difícil y largo camino que lleva hasta poner en marcha este clásico de Shakespeare con el que les es sorprendentemente fácil conectar. Esta es la premisa de la película con la que los hermanos Paolo y Vittorio Tavioni ganaron el Oso de Oro en el último festival de Berlín, además de simples reconocimientos en su propio país (desde ser escogida como representante italiana en los Oscar hasta llevarse los premios más importantes de los David Di Donatello).
Esta peculiar e interesante propuesta sigue el camino de ficción dentro de la ficción que ya abriría en San Sebastián la sensacional "Dans La Maison" de François Ozon hace tan sólo unos días (aquí podéis leer la crítica). Durante 76 breves pero intensos minutos somos testigos de la bellísima carta de amor hacia el teatro que hacen los Tavioni a través de la inmersión de los presos dentro del Julio Cesar. La vertiente más terapeútica y hasta pedagógica del arte aparece aquí con sulileza y, sorprendentemente, sin mostrar ganas de aleccionar ni al espectador ni a los personajes. Una película distinta que merece ser descubierta.
"Cesare deve morire" ha recibido un 7.26 en la votación del Premio del Público.
A poco más de 24 horas de conocer el palmarés de la 60 edición del Festival de San Sebastián, hemos visto la última película a competición dentro de la Sección Oficial del certamen. "The Hypnotist" supone el regreso del cineasta Lasse Hallström veinticinco años después de que dirigiese su última producción en su país e idioma natales. Con la esperanza de volver a ver una película en la línea de la estupenda "Mi vida como un perro" (una cinta que consiguió entrar en los Oscar en las categorías de dirección y guión pese a estar rodada en sueco), la sensación que nos ha dejado la película es de decepción y frialdad total. Un director irregular pero de probado talento como el responsable de "The Cider House Rules" debería estar por encima de un thriller que, por sí mismo, no destacaría dentro de la actual corriente de cine negro que nos llega desde los países nórdicos.
La historia que sigue al salvaje asesinato de una familia en su casa de Estocolmo y la investigación policial que incluye a un policía, un hipnotizador y la familia de este se acaba tornando en una producción más digna de la televisión y que no termina de despegar por sí misma. A pesar de estar rodada con oficio y con interpretaciones bastante correctas (que no pueden sacar más de unos personajes carentes de interés y desarrollo), el guión es lo que acaba hundiendo la candidata sueca a los Oscar (pensemos que les ha podido el nombre de su director y de una de sus protagonistas, Lena Olin). Los escasos hallazgos de la propuesta (como los escenarios de Estocolmo o el clímax en la nieve) no compensan la torpeza de esta películaque se queda lejos de los episodios más dignos (no digo ya mejores) de series como "The Killing" o cualquier prodecimental sacado de la cadena CBS. Una pena.
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