Tras comentar las películas de Jonathan Glazer y de Hirokazu Koreeda, llega el momento de centrarnos en otras cintas que ya han sido proyectadas y, aunque no les vemos potencial para entrar en el palmarés, están en el mismo bombo.
'Les Filles d'Olfa': fallido y efectista filme de la tunecina Kaouther Ben Hania
De la obra de Kaouther Ben Hania tenemos varias referencias: 'La belle et la meute', proyectada en Un Certain Regard en 2017 y no distribuida en España; 'Le Challat de Tunis', tampoco estrenada y que pudo verse en el Zinemaldi de 2014; y la sí estrenada 'El hombre que vendió su piel'. La primera nos gustó, la segunda nos horripiló. Así que no sabíamos muy bien qué nos íbamos a encontrar con esta 'Les Filles d'Olfa'. Y lo hallado ha sido un documental que funciona a medias, que abusa de los elementos ficcionalizados y que no acaba de encontrar el tono y el ritmo del relato.
Para contar la historia de Olfa y sus cuatro hijas, dos de ellas desaparecidas, Ben Hania ha rodado este documental en el que Olfa y sus dos hijas pequeñas están acompañadas de actrices que dan vida a las hermanas faltantes, mientras que Hend Sabry interpreta a la directora que en ocasiones sustituye a Olfa (en las escenas más dolorosas para ellas). A pesar de qué se entiende el motivo, el resultado final resulta confuso. Todo el artificio que se muestra, parte del proceso de producción, va lastrando el relato y en ocasiones no quedan muy clara cuáles son las intenciones de la directora. El alegato feminista queda diluido en el relato político y en los momentos aleccionadores de Ben Hania hacia Olfa. Asumiendo diferencias culturales y dejando de lado motivaciones políticas, el aparato cinematográfico de la película resulta bastante pobre, abusando de las entrevistas directas en un intento poco disimulado de impactar emocionalmente en el espectador.
'Banel & Adama': lirismo y reiteración
La película de la directora de origen senegalés Ramata-Toulaye Sy es una de las más luminosas de esta edición. Esta producción maliense relata la historia de amor de dos jóvenes senegaleses, que viven su historia de amor con una intensidad y determinación que les enfrentará a los habitantes de su aldea. El amor frente a la tradición, las viejas costumbres, los celos, todo ello se desarrolla en la cinta, que parte de un inicio con aroma de fábula y que introduce ciertos componentes mágicos (nunca abandonando la realidad de los amantes). Según avanza la película la realidad de la situación en la aldea va separando a la pareja, mientras que al mismo tiempo se va desarrollando una subtrama más oscura, centrada en cómo logró unirse una pareja no destinada a ello.
Rodada casi en su totalidad en exteriores, pocas son las escenas que se desarrollan en el interior de las viviendas de la aldea. Con una fotografía que potencia los amarillos de los parajes reales, el contraste con los interiores apenas iluminados dan contraste y ritmo a la película, haciendo las veces de intermedio. En cuanto a las interpretaciones, resultan correctas, adecuadas. En conjunto la película, va perdiendo fuelle y se embrolla innecesariamente durante el tercio final, para acabar, eso sí, con un final rotundo. En cualquier caso, esta ópera prima de Ramata-Toulaye Sy muestra su personalidad y evita caer en artificios efectistas.
Imma Pilar (@Rodasons)
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