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Cannes 2025 - Día 8: Cuerpo, poder y política

Por rodasons - 21/05/25 No hay comentarios


La octava jornada del Festival de Cannes ha estado marcada por dos propuestas que, desde diferentes enfoques, abordan temas de control, poder y transformación. Por un lado, 'Alpha', el esperado regreso de Julia Ducournau, y por otro, 'Eagles of the Republic', la conclusión de la trilogía cairota de Tarik Saleh.


'Alpha': cuerpos y emociones petrificados


Tras su impactante 'Titane' (Palma de Oro en 2021), Julia Ducournau regresa a Cannes con 'Alpha', una película que mezcla el 'body horror' con el drama familiar. La historia sigue a Alpha, una adolescente de 13 años que podría haber contraído un misterioso virus que convierte progresivamente en piedra a quienes lo padecen, que se enfrenta al miedo y rechazo de su entorno. La cinta utiliza este elemento fantástico como metáfora de enfermedades estigmatizadas, como el sida, y explora las dinámicas familiares y sociales que surgen en torno al miedo al "otro" y a lo desconocido.


La dirección de Ducournau destaca por su enfoque físico y visceral, utilizando los cuerpos de los protagonistas como herramientas narrativas. La escena del autobús y la posterior en el hotel son ejemplos de su virtuosismo técnico y su capacidad para generar tensión y emoción a través de la cámara. Es cierto que en algunos momentos el montaje dificulta el seguir la línea temporal de los hechos, pero Ducournau nos deja pistas para que nos situemos en todo momento. Las actuaciones de Mélissa Boros, en su segundo papel, y de Tahar Rahim y Golshifteh Farahani aportan profundidad a una narrativa que, aunque ambiciosa, ha dividido a la crítica por su tono y estructura.



'Eagles of the Republic': el cierre de una trilogía sobre el poder y la propaganda


Tarik Saleh presenta 'Eagles of the Republic', la última entrega de su trilogía sobre Egipto, tras 'El Cairo confidencial' y 'Conspiración en El Cairo'. La película sigue a George Fahmy, un famoso actor que es presionado para interpretar al presidente Al-Sissi en una película propagandística. A medida que se adentra en este proyecto, Fahmy se ve envuelto en una red de intrigas políticas y personales que reflejan las complejas relaciones entre el arte, el poder y la censura.


La cinta destaca por su atmósfera de cine negro y por la interpretación de Fares Fares, quien aporta matices a un personaje atrapado entre su integridad artística y las exigencias del régimen. Aunque la película brilla en su crítica al autoritarismo y en su retrato del uso del arte como herramienta de propaganda, pierde fuerza cuando se desvía hacia subtramas melodramáticas que diluyen su impacto. En cualquier caso, resulta muy interesante el comprobar como el primer favor pedido al poderoso es una pequeña grieta en la integridad de quien lo pide. 


Por último, uno de los elementos más celebrados del filme es su banda sonora original, compuesta por Alexandre Desplat, su segunda composición en este Cannes es una partitura elegante y medida. Lejos de subrayar lo evidente, su música acompaña con tensión contenida los dilemas internos del protagonista y las atmósferas ambiguas del relato. Hay ecos del thriller clásico, pero también de la tradición orquestal egipcia, integrados con sutileza. Es un trabajo que realza cada secuencia sin imponerse, y que confirma por qué Desplat sigue siendo uno de los compositores más versátiles del panorama internacional.

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