#NoOscarFest2: 'American Honey', de Andrea Arnold
-
06/05/17
4 Comentarios
Este artículo está escrito por Carlos Cañas, redactor de Cinéfagos.es
¿Qué edades tenían Peter Pan y Wendy Darling? Nunca fueron especificadas, siguen siendo un misterio. El escritor escocés James M. Barrie solo destacó lo que de verdad importaba: su condición de jóvenes, acaso niños. Al fin y al cabo, la juventud y la madurez son fases vitales y la atemporalidad de los temas, enseñanzas y personajes del auto teatral original han influenciado un sinfín de obras posteriores. No debiera extrañar, por tanto, que bajo los miles de kilómetros de carretera estadounidense, las drogas, los tatuajes, el trap y los hits de Rihanna que dan vida a la nueva obra de Andrea Arnold se encuentre el esqueleto de 'Peter Pan'.
La particular Wendy de la directora británica toma el nombre de Star (Sasha Lane), quien a sus dieciocho años decide huir de sus responsabilidades maternas para con sus sobrinos y abrazar una juventud prematuramente segada siguiendo, para ello, la estela de Jake (Shia LaBeouf) y su grupo vendedores ambulantes. El personaje de Jake destaca desde el primer momento entre sus compañeros: su aspecto físico y su vestimenta mucho más formal le sitúan a primera vista como el más mayor del grupo y la seriedad y profesionalidad con las que se toma su trabajo le colocan como el macho alfa de la manada. Sin embargo, descubriremos que lo que contradictoriamente le define es un infantilismo indómito y salvaje. Jake es Peter Pan y junto a él se encuentra la versión menos amable de Campanilla, de nombre Krystal (Riley Keough), vanidosa, celosa, manipuladora y líder de facto del grupo.
A pesar de sus constantes tensiones con esta última por las relaciones que mantienen ambas con Jake (algo que también sucede entre las Wendy y Campanilla originales), Star es abrazada rápidamente por sus nuevos compañeros junto a los que iniciará un viaje anárquico y catárquico. La rutina de estos niños perdidos es puro presente tanto en términos económicos, viviendo al día con lo que sacan como vendedores de revistas, como en términos espirituales, viviendo un tensionado carpe diem de fiestas, drogas y violencia. El ojo crítico de Andrea Arnold vuelve a posarse, tal y como hiciera en 'Fish Tank', sobre una de las principales víctimas del sistema: aquellos niños perdidos fruto de la desestructuración familiar, llena de desencanto e inestabilidad. Sin embargo, en 'American Honey' va un paso más allá y a estos niños perdidos del sistema los define, al mismo tiempo, como hijos del mismo: son los vástagos del capitalismo más agresivo. Como si fueran los piratas de Peter Pan, este grupo de jóvenes a la deriva totalmente despolitizado, que adapta su discurso según qué vientos soplen, no dudará en hacer lo que sea a cambio de dinero.
Todo ello queda registrado con un carácter naturalista, más cercano al estilo documental que a la ficción convencional y que encuentra en el simbolismo animal uno de sus principales motores narrativos. Arnold opta por observar antes que explicar o justificar, quedando las grandes y pequeñas historias personales reservadas para la imaginación o deducción del espectador. Al fin y al cabo no importan ni el futuro ni el pasado, sólo el presente. Algo que también se nota en el montaje del filme que a partir de muchas horas de grabación conforma un aparente viaje sin rumbo. Aparente, decíamos, puesto que el film abre con Star observando a Jake y al festivo grupo, acercándose fascinada y cierra con Star observando a Jake y al festivo grupo y alejándose. Al igual que en Peter Pan, Wendy aceptó la naturaleza de la madurez.