¿Por qué no han logrado la nominación al Oscar Emma Thompson y Oscar Isaac?
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25/01/14
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Indiewire: “Con el anuncio de las nominaciones al Oscar de este año, nos encontramos con unos cuantos olvidos sorprendentes (sobre todo en las categorías de interpretación).
Por ejemplo, cabría pensar que unos 6.000 votantes de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas no se resistirían ante la oportunidad de reconocer finalmente como actor a Robert Redford (77 años) por su trabajo en solitario en el cuento marítimo que es All Is Lost. Aunque Redford ganó como director en 1980 por Ordinary People, y recibió un premio honorífico en 2002 por su labor con el Festival de Cine de Sundance, habría sido sólo la segunda nominación como actor para Redford tras la recibida por interpretar a un estafador en The Sting en 1974. Pero, por algún motivo (algunos culpan la falta de campaña de la distribuidora y/o del actor), sí que se han resistido a nominarlo. Por otro lado, siempre vi la impactante derrota de Lauren Bacall (nominada por primera vez a los 72 años en 1996 como secundaria por The Mirror Has Two Faces) ante una recién llegada por aquel entonces como Juliette Binoche en The English Patient, como el punto de inflexión de la antigua costumbre de la Academia de entregar premios por razones puramente sentimentales. Pero al menos Bacall estuvo nominada, mientras que al chico de Sundance lo han dejado totalmente a la deriva.
También está el rechazo total a Lee Daniels’ The Butler, incluida la exclusión de la poderosa Oprah en la carrera de secundaria. ¿El motivo? El éxito del verano llegó a la cima demasiado pronto. O tal vez fue cuestión de que había demasiadas obras de repartos extensos basadas en algún período histórico con repartos muy abarrotados como American Hustle, 12 Years a Slave y The Wolf of Wall Street.
Pero lo que más me ha sorprendido es el olvido casi absoluto (sólo ha logrado dos nominaciones técnicas) de Inside Llewyn Davis de los hermanos Coen, y la exclusión de Saving Mr. Banks de John Lee Hancock en todas las categorías salvo en banda sonora para Thomas Newman. Y no es que estos cineastas fueran unos desconocidos para los votantes: los Coen han acumulado cuatro nominaciones en Mejor Película durante estos años (ganaron con No Country for Old Men en 2007), y Hancock estaba detrás de The Blind Side, cinta nominada a Mejor Película que le permitió a Sandra Bullock lograr su primera nominación y victoria. Más desconcertantes aún fueron las ausencias de los protagonistas de ambas películas, teniendo en cuenta que ambos ofrecen un paseo por los caprichos del mundo del espectáculo.
¿No se han sentido identificados los académicos con la lucha por el reconocimiento que experimenta el músico folk de los 60s al que interpreta Oscar Isaac en Inside Llewyn Davis? ¿No han sentido empatía con la autora de Mary Poppins, P.L. Travers, interpretada por Emma Thompson, mientras intentaba evitar que edulcorasen su creación literaria para la gran pantalla en Saving Mr. Banks? Es cierto que también han olvidado a Tom Hanks por su encarnación del jefe del estudio, Walt Disney. Pero lo más preocupante en su caso es por qué han ignorado su magistral trabajo protagonista en Captain Phillips (culparemos de eso al exceso de protagonistas masculinos en lo más alto de sus carreras merecedores de una nominación).
En apariencia, el vagabundo grosero de Davis y la controladora obsesiva de Travers tienen muy poco en común, e incluso podrían llegar a hacerse daño si llegasen a encontrarse solos en la misma habitación. Pero no son tan distintos: ambos son artistas que no dan su brazo a torcer y que tienen que afrontar la oposición (tanto personal como profesional) a sus principios estrictos y probablemente poco razonables. Cuando le dicen que su estilo no gusta, Davis se niega a modernizar su música o a formar parte de un trío musical. Por su parte, Travers se niega en un principio a que los artistas de Disney utilicen el color rojo en la adaptación de su novela. Tampoco ninguno de los dos resulta especialmente agradable, ni crean empatía. De hecho, en muchas ocasiones son totalmente horribles. Cuando Travers pregunta por qué cojea Robert Sherman (veterano de la Segunda Guerra Mundial y el miembro más franco del equipo de compositores responsable de temas de Mary Poppins como ‘Chim Chim Cher-ee’), el hermano Richard le dice que le dispararon. Visto el ambiente crispado entre todos por las constantes exigencias de Travers, la autora responde con una sonrisa engreída: ‘es comprensible.’ Mientras tanto, un Davis borracho interrumpe cruelmente a una cantante principiante de Arkansas en un club, gritándole desde la barra ‘¿dónde te has dejado la pipa? ¿Llevas medias de cuadros? ¡Enséñanos tus medias!’ (la recompensa posterior a su ataque es un puñetazo en la cara del marido).
Tengan o no razón, son dos personajes que no quieren venderse, aunque hasta cierto punto se vean obligados a hacerlo para arreglárselas. Davis interpreta una cancioncilla nueva para conseguir dinero fácil, y una Travers con problemas financieros acaba cediendo los derechos de su personaje a Disney, aunque con varias condiciones (algunas acaban siendo ignoradas). Unas oportunidades que para otros podrían ser todo un deleite, para ellos son de lo más desagradables. Tal vez las acciones de Davis y Travers incomodaron un poco a algunos miembros de la Academia al tener que examinar así lo que ellos o sus compañeros habían hecho para alcanzar el éxito.
Por supuesto, con la crítica de su parte (la película tiene un 94% de críticas positivas en Rotten Tomatoes), el atractivo Oscar Isaac, que también interpreta con soltura sus propias canciones en Inside Llewyn Davis, tiene a sus 33 años toda una carrera por delante a pesar del olvido en los Oscar. Cuando esté más curtido y con el papel apropiado, podría conseguir fácilmente otra oportunidad de acercarse a la estatuilla en el futuro.
Más misterioso es el motivo por el que Emma Thompson, en teoría una clara favorita para los expertos, ha sido ignorada (con Amy Adams ocupando gracias a American Hustle lo que se considera su merecido lugar en el grupo). Y no es que Thompson no gustase a los académicos desde hace tiempo; tiene cuatro nominaciones como intérprete (ganó en 1992 por Howards End) y un Oscar como guionista por la adaptación de Sense and Sensibility en 1995. Ya que hacía años y años que la actriz británica de 54 años no tenía un papel tan relevante como éste, Saving Mr. Banks parecía la oportunidad perfecta para volver a reconocerla tras 18 años. Así que, ¿cuál ha sido el problema esta vez? Culpemos al papel, no a la intérprete.
Una lista de papeles similares basados en artistas, que han llegado a la nominación desde 2000, muestra una preferencia clara por aquellos cuyas vidas a menudo se ven marcadas por la tragedia. Y, como ocurre a menudo cuando se trata del Oscar, morir o contraer una enfermedad en la pantalla remata el asunto. Al comprobar la lista de nominadas femeninas de estos últimos años, estas interpretaciones encajan con esa preferencia tanto en protagonista, como en secundaria:
• Nicole Kidman, como la cantante y cortesana que acaba siendo víctima de la tuberculosis en Moulin Rouge! (2001).
• Judi Dench, como la novelista Iris Murdoch, que padece alzhéimer en Iris (2001).
• Salma Hayek, como la artista Frida Kahlo, que sufrió graves problemas de salud durante toda su vida, en Frida (2002).
• Nicole Kidman, como la atormentada escritora Virginia Woolf, que se suicida en The Hours (ganadora en 2002).
• Marion Cotillard, como la frágil cantante francesa Edith Piaf en La Môme (ganadora en 2007).
• Jennifer Hudson, como Effie White, la problemática diva que toca fondo antes de volver a lo más alto en Dreamgirls (ganadora en 2006).
• Cate Blanchett, interpretando una versión bastante trastornada de Bob Dylan en plena transición hacia su etapa rock en I’m Not There (2007).
• Natalie Portman, como una bailarina con trastornos psicológicos en Black Swan (ganadora en 2010).
• Michelle Williams, como el sex symbol frágil que fue Marilyn Monroe en My Week with Marilyn (2011).
No todas las encarnaciones de artistas en la pantalla que llevaron a la actriz hasta la nominación eran auto-destructivas. Algunas cuidaban desinteresadamente de hombres con talento que acababan atormentados, como Marcia Gay Harden como la pintora Lee Krasner en Pollock (ganadora en 2000); Reese Witherspoon como la leyenda del country June Carter Cash en Walk the Line (ganadora en 2005) y Bérénice Bejo como la estrella de Cine mudo en The Artist (2011). Ser buena en ser mala (sobre todo si hay sexo de por medio) también puede funcionar. Ahí entrarían Catherine Zeta-Jones (ganadora) y Renée Zellweger como las artistas asesinas de Chicago (2002). Los actores nominados tampoco son inmunes a esos roles de artistas torturados: Ed Harris en Pollock, Willem Dafoe en Shadow of the Vampire y Javier Bardem en Before Night Falls (todos de 2000); Jamie Foxx en Ray (ganador en 2004); Joaquin Phoenix en Walk the Line; Peter O'Toole en Venus (2006); Jeff Bridges en Crazy Heart (ganador en 2009); Christopher Plummer en The Last Station y Jean Dujardin en The Artist (ganador).
El problema es que P.L. Travers ha podido resultarles una criatura demasiado fría, compleja y terca como para gustarle a una gran mayoría de votantes (en la realidad, Travers era una personalidad adulta única con muchas más capas que las que se muestran en la película, a pesar de los flashbacks sobre su triste infancia). Aunque la película no pretende suavizar la versión de la autora que ofrece Thompson, tal vez una cucharada más de humanidad podría haber llevado a la actriz hasta la nominación, que es exactamente como Julie Andrews ganó un Oscar en 1964…con Mary Poppins.”