Análisis de categorías: Mejor Película y Mejor Dirección
Podría ganar: 'Cónclave'
Debería ganar: 'The Brutalist'
Debería estar nominada: 'Las vidas de Sing Sing'
Jacques Audiard por 'Emilia Pérez'
Pese a ser toda una institución del cine francés (ha ganado dos veces la Palma de Oro y acumula 10 Premios Ceśar), Jacques Audiard solamente había pisado en una ocasión la alfombra roja de los Oscar: cuando fue nominado en la categoría de Mejor Película Internacional con 'Un profeta'. Aunque su carrera siempre ha estado marcada por el eclecticismo, el realizador de 72 años siempre ha demostrado una especial predilección por el 'thriller' y los temas de carácter social. No hablar inglés no fue ningún impedimento para adentrarse a rodar un 'western' con un reparto internacional ('Los hermanos Sisters') y, seis años después, ha doblado la apuesta al atreverse a filmar en español una película ambientada en México pero que se rodó casi íntegramente en Francia. Viendo 'Emilia Pérez' queda claro que Audiard se lo pasó en grande en su primera incursión en el cine musical. Su trabajo de dirección es tan audaz como su guion, con soluciones visuales que coquetean con el 'kitsch' (esa pantalla dividida) y una cámara dinámica que no está quieta ni un solo segundo. Audiard consigue compensar con la puesta en escena los puntos más débiles de la película (el guion y prácticamente la totalidad de las canciones). Precisamente, las transiciones entre los diálogos y las canciones son uno de los aspectos más logrados de la película (con cambios repentinos del decorado y la fotografía). Aunque 'Emilia Pérez' tenga varios momentos que se han vuelto virales y han sido ridiculizados en redes sociales, no se puede negar que Audiard consigue crear secuencias de una fuerza visual innegable (el ejemplo más claro es 'El Mal'). Su (criticadísimo) trabajo en 'Emilia Pérez' ha proporcionado a Audiard un total de cuatro nominaciones al Oscar: como productor, como director, como guionista y como letrista.
Sean Baker por 'Anora'
A la Academia le ha costado mucho tiempo abrazar el cine de Sean Baker. Con su segundo largometraje, 'Take Out' (codirigida con Shih-Ching Tsou), el director consiguió su primera nominación a los Spirit Awards, unos premios que desde entonces siempre han tenido sitio para él en sus nominaciones. 'Tangerine', su quinta película, fue la que marcó un antes y un después en su carrera: tras revolucionar Sundance en 2015, la película contó con mucha popularidad por el hecho de haberse rodado con un móvil (concretamente, con tres teléfonos iPhone 5s) e inició un largo periplo de festivales y premios. Por su siguiente película, 'The Florida Project', Baker ganaría el premio al mejor director de la Crítica de Nueva York y su nombre comenzó a sonar en las quinielas de los Oscar pero al final se tuvo que conformar con una nominación en Mejor Actor Secundario para Willem Dafoe. Aunque la forma de rodar de Baker se ha ido estilizando cada vez más (por ejemplo, en 'Anora' hay una apuesta clara por aprovechar al máximo el formato panorámico), su cine sigue destacando por su hiperrealismo. El director neoyoquino siempre escoge personas mundanas para sus historias (sus últimos cinco películas han sido sobre trabajadores sexuales) y las graba como si estuviera realizando un documental. La representación es un tema vital para él y por ello suele rodearse de personas que hayan tenido experiencias similares a las de sus personajes para asegurarse de que está siguiendo el camino adecuado. La historia de esta 'stripper' llamada Anora es el mejor ejemplo de cómo Baker sabe retratar mundos que a priori pueden resultar sórdidos con una profunda humanidad y una gran empatía hacia sus personajes. Desde el punto de vista de la puesta en escena, esto se traduce en planos largos que buscan la conexión del espectador con la protagonista, aunque también sabe usar el montaje y la cámara en mano para enfatizar los momentos más locos y divertidos de la película.
Brady Corbet por 'The Brutalist'
Brady Corbet se inició en el mundo de la interpretación con apenas 12 años (uno de sus primeros trabajos fue en el drama adolescente 'Thirteen'). Tras convertirse en uno de los dos chicos perturbados del 'remake' americano de 'Funny Games', comenzó a dejarse ver en cintas independientes y, sobre todo en el cine europeo. Después de un año extraordinariamente prolífico para él como fue 2014, en el que acumuló hasta diez créditos (entre ellos, 'Viaje a Sils Maria', 'Fuerza mayor' o la miniserie 'Olive Kitteridge'), Corbet puso final a su carrera como actor. Apenas un año después llegaría su debut como director, 'La infancia de un líder', que le valió tres premios en el Festival de Venecia. En aquella película empezó a tratar el tema que también atravesaría 'Vox Lux' y después 'The Brutalist': el lado oscuro del experimento capitalista. Su trabajo en 'The Brutalist' ha sido frecuentemente comparado con el del Paul Thomas Anderson más sobrio, pero su inspiración viene más del cine clásico americano (grandes epopeyas como 'Gigante' o 'Él padrino'), mientras que la crudeza y frialdad con la que a veces se enfrenta a sus imágenes remiten a algunos de los realizadores europeos con los que ha podido trabajar como actor (Michael Haneke, Lars Von Trier o Bertrand Bonello). Corbet hace gala de un dominio absoluto de la puesta en escena, utilizando sabiamente la escala de los planos (los generales son majestuosos pero los cortos transmiten verdadera claustrofobia) y solamente rompe su apuesta por las imágenes estáticas en contadas ocasiones con unos pocos movimientos de cámaras cargados de significado. Su trabajo está a años de luz de cualquiera de los otros cuatro nominados, pero la derrota en el DGA le ha hecho perder la condición de favorito en esta categoría.
Coralie Fargeat por 'La sustancia'
Coralie Fargeat debutó en 2017 con 'Revenge', una película que afrontaba el subgénero conocido como 'rape and revenge' de la manera más sencilla posible: una mujer es violada y decide vengarse de sus agresores. Sin embargo, el film llamó la atención por dos motivos: el primero es que la protagonista se recuperaba milagrosamente de unas heridas que habrían causado la muerte a cualquier persona (suspensión de la incredulidad a tope) y el segundo era una puesta en escena poderosa que hacía que la película se elevara por encima de otras propuestas similares. 'La sustancia', su segundo largo, supone una vuelta de tuerca (feminista) al concepto de su cortometraje 'Reality+', en el que el protagonista se insertaba un chip en el cerebro para verse a sí mismo con un físico perfecto durante 12 horas al día. Tal como nos ha enseñado el cine de Quentin Tarantino, a veces no se trata de ser original sino de saber mezclar bien las referencias y, en 'La sustancia', Fargeat demuestra que sabe hacerlo. Los homenajes son constantes y explícitos a lo largo de toda la película (sobre todo a Kubrick, pero también a Cronenberg, Lynch y a muchos clásicos del cine de terror) pero, de alguna manera, consigue meterlo todo en una coctelera y crear algo que se siente único. Su estilo de dirección adopta las formas del videoclip y abusa de los primerísimos primeros planos, buscando siempre la forma de impactar al espectador. Fargeat no conoce la sutileza y una prueba de ello es que, al realizar tantos planos del culo de Margaret Qualley, la película corre el riesgo de parecer sexista cuando precisamente lo que pretende es todo lo contrario: parodiar el 'male gaze'. 'La sustancia' ha convertido a Fargeat en un símbolo de resistencia para los cineastas, ya que se negó a modificar el corte final de la película pese a las dificultades que tuvo para obtener su distribución.
James Mangold por 'A Complete Unknown'
Cuando James Mangold fue nominado al DGA, lo fácil era pensar que los Oscar acabarían reemplazándole por otro nombre. Sin embargo, la Academia ha decidido que ha llegado la hora de reconocer a este buen artesano con 13 películas (de géneros muy variados) a sus espaldas y dos nominaciones previas (una como director y otra como guionista). Lo cierto es que Mangold no debió quedarse muy lejos de las nominación en 2006 gracias a su trabajo en 'En la cuerda floja', pero los Oscar prefirieron apostar por otro musical ('Ray') tanto en Mejor Película como en Mejor Dirección. 'A Complete Unknown' es una película demasiado preocupada por rendir tributo a Bob Dylan de la forma más respetuosa posible y eso se traduce en que resulta extremadamente sobria en todos sus apartados. James Mangold se decanta por una realización clásica y elegante que no se parece en nada a la aproximación al cine musical que ha hecho Jacques Audiard ni tampoco a la de Baz Luhrmann en 'Elvis'. Su trabajo incluso se podría calificar de plano, ya que su forma de rodar las numerosas actuaciones musicales que hay en la película siempre es muy similar (hay un movimiento de cámara, que consiste en encuadrar al cantante desde atrás para luego girar hacia a su alrededor, que se repite en innumerables ocasiones). Tal vez el momento más destacado de 'A Complete Unknown' a nivel de dirección llega en los últimos minutos de la película, en la actuación de Bob Dylan en el Festival de Newport, que es cuando podemos advertir algo de ese nervio tras la cámara que Mangold había exhibido en películas de acción como 'Logan' o en la nominada al Oscar 'Le Mans '66'. Uno de los aspectos que hay que aplaudir al director es la decisión de hacer que todas las actuaciones musicales se realizaran en directo, lo que sin duda contribuye a crear en el espectador la sensación de que está asistiendo a un concierto.
Ganará: Sean Baker por 'Anora'
Podría ganar: Brady Corbet por 'The Brutalist'
Debería ganar: Brady Corbet por 'The Brutalist'
Debería estar nominado: Mohammad Rasoulof por 'La semilla de la higuera sagrada'