#NoOscarFest2: 'Under the Shadow', de Babak Anvari
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28/04/17
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Este artículo está escrito por Emilio Doménech, director de Cinéfagos.es
'It Follows' y 'La bruja' son películas que, lejos de anclarse en un mundo real o inventado ya de por sí con infinitas posibilidades terroríficas, buscan el miedo en un paralelo más ambiguo, ambicioso y relevante. 'It Follows' no habla sobre una maldición de transmisión sexual, sino sobre una sociedad que oprime con prejuicios, tabúes y condenas el despertar sexual adolescente. 'La bruja' no habla sobre... bueno... brujas, sino sobre los peligros del fanatismo religioso y la sociedad misógina sobre la que se funda. Hay otros filmes, en concreto con casas encantadas, que han seguido esa senda. 'The Babadook', de Jennifer Kent, exploraba la pérdida a través de un hombre del saco y 'Nunca apagues la luz', de David F. Sandberg, hacía lo propio con la depresión. 'Under the Shadow', por su parte, ambiciona observar la opresión de un régimen teocrático sobre una madre desesperada.
Es 1988 en Teherán, los misiles de fondo anuncian los últimos coletazos de la guerra entre Irak e Irán que terminaría ese mes de agosto. La protagonista, Shideh (Narges Rashidi), es una madre cuyo marido ha tenido que ir al frente a ejercer como médico. Ella intenta retomar sus estudios de medicina en la universidad, pero el férreo control militar, y su pasado como activista de izquierdas, la impiden volver a clase. Sus días quedan entonces reducidos a labores domésticas junto a su hija Dorsa (Avin Manshadi).
Es la idea de tener que quedarse en casa, de ver su vida supeditada a funciones tan básicas, la que hacen de su estancia en Teherán un sufrimiento tan lacerante. Toques de queda, conversaciones condescendientes de vecinos que la juzgan por no abandonar la ciudad, misiles que impactan contra el tejado y una niña que empieza a creer en hombres del saco (o su versión iraní, llamada Jinn).
La guerra y el machismo imperante fustigan el día a día de Shideh, que se refugia en sus clases de aerobic con Jane Fonda mientras su hija padece los miedos del Jinn, una suerte de demonio que se aparece conforme la decisión de Shideh de no abandonar la ciudad se vuelve más insostenible. Ya no está sólo fuera todo lo que oprime a Shideh, sino que ahora también es su propia conciencia como madre la que la acosa. En su propia casa, nada menos. Porque la idea de que sus decisiones como mujer independiente en el pasado acarreen vetos universitarios y sus decisiones en el presente conlleven críticas de sus vecinos es en sí misma un demonio.
La creación de ese Jinn a través de los temores de Shideh, fundados en aspectos sociales, culturales y personales, es el verdadero eje terrorífico de 'Under the Shadow'. De la misma manera que lo eran la maldición de transmisión sexual, la bruja, el Babadook y Diana en sus respectivas películas. El manejo de la tensión, la pausa entre susto y giro dramático o los escapes aeróbicos son sólo alicientes técnico-artísticos de una película que, por aspiraciones, merece un reconocimiento a la altura de su valentía. Porque 'Under the Shadow' puede pasar desapercibida como una película de terror al uso, pero lo fascinante es que es mucho más que eso.