Ser todo un referente para la comunidad afroamericana y un
icono de Hollywood desde hace más de dos décadas no debe de ser fácil de
digerir. Denzel Washington acapara cinco nominaciones al Oscar (tres en
protagonista) y puede presumir de ser el único actor de color con dos
estatuillas doradas, una por actor de reparto y otra en principal. A punto de cumplir los 58 años, puede seguir viendo como crece su leyenda gracias a "Flight", donde la crítica lo ha colocado como uno de los favoritos de la carrera. Y ojo, a favor tiene que ni el sindicato de actores, ni los Bafta, ni los Critics' Choice aún han premiado su labor...
Denzel Hayes Washington Jr. nació el 28 de diciembre de 1954
en Mount Vernon, Nueva York, siendo el segundo de los tres hijos de Denzel
Hayes Washington Sr., ministro pentecostal, y Lynne, peluquera.
Hasta los 14 años estudió en la Pennington-Grimes Elemantary
School para pasar, tras la separación de sus padres, por un periplo de centros
que van desde la academia miliar de Oakland
a la Mainland High School, graduándose finalmente en 1971 en el Daytona
Beach High School. Al poco tiempo, comenzaría la carrera de periodismo en la
Fordham University y se matricularía en el American Conservatory Theatre de San
Francisco para estudiar interpretación, sin acabar ninguna, pues en 1977 se instalaría
en Nueva York buscando su primera oportunidad como actor.
Tras aparecer en algún telefilm, debutaría en el cine en
1981 con la comedia “Carbon Copy”, de M. Schultz, teniendo ese mismo año su
primer papel sobre las tablas de Off-Broadway
con la obra de Charles Fuller, “A Soldier’s Play”. Sin embargo, su verdadera revelación llegó con la exitosa serie
de la NBC, “St. Elsewhere”, donde interpretaría durante sus seis temporadas
(1982-1988) al carismático Dr. Philip Chandler. Durante estos años, contraerá
matrimonio con la artista Pauletta Pearson y regresará continuamente al cine, de la mano de cineastas
tan destacados como Norman Jewison (“A Soldier’s Story”, 1984), Sidney Lumet (“Power”,
1986) o Richard Attenborough (“Cry Freedom”, 1987). Gracias a este film sobre
los dos activistas cuya amistad será el inicio del fin del Apartheid, lograría
su primera nominación al Globo de Oro y al Oscar, en la categoría de
secundario.
Martin Stellman le dará su primer rol protagonista en la
gran pantalla (“For Queen & Country”, 1988) pero será otro papel secundario
en otro film basado en hechos reales el que le dé el salto definitivo a su
trayectoria: “Glory” (1989), de E. Zwick, por la que ganará el Globo de Oro y el
Oscar (siendo el segundo actor de afroamericano oscarizado en esta categoría,
por detrás de Louis Gossett Jr., “An Officer and a Gentleman”, 1983).
Washington regresará a las tablas del teatro en 1990 con la representación del clásico de Shakespeare, "Richard III", en el Public Theatre de Nueva York y se introducirá en la década de los 90 como uno de los actores más
importantes con trabajos tan interesantes como el biopic de Malcom X, dirigido
en 1992 por Spike Lee, por el que
obtendrá, entre otros, el Oso de Plata y sus terceras nominaciones al Globo de
Oro y el Oscar .
En su continúa
progresión en Hollywood, en 1993 estrenaría tres títulos: la adaptación del
Kenneth Branagh de otro clásico de Shakespeare, “Much Ado About Nothing”; el
thriller “The Pelican Brief”, de A. J. Pakula, junto a Julia Roberts; y “Philadelphia”
(1993), que suponía el regreso de su director, Jonathan Demme, tras la
oscarizada “The Silence of the Lambs”.
En los años siguientes tuvo un especial olfato para los
taquillazos: “Crimson Tide” (1995), de recientemente desaparecido Tony Scott; “The
Preacher’s Wife” (1996), de P. Marshall; “Fallen” (1998), de G. Hoblit; “The
Bone Collector” (1999), de Ph. Noyce,; y reencontrándose con Jewison en “The
Hurricane” (1999), biopic basado en las memorias del boxeador Rubin Carter, encarcelado durante veinte años
por un triple homicidio que nunca cometió, y que le valió su segundo Oso de
Plata y Globo de Oro, amén de su cuarta nominación al Oscar y la primera a los
SAG.
En 2001 la Academia de Hollywood le entregó su segundo
Oscar, esta vez en protagonista, por “Training
Day”, convirtiéndose 38 años después y, tras Sidney Poitier, en el segundo actor
afroamericano premiado en esta categoría. Al año siguiente debutaría como director con “Antwone
Fisher” (que también coprotagonizaría) y el drama “John Q”, de N. Cassavetes. Sus
últimos trabajos en el cine se han centrado, básicamente, en proyectos con viejos amigos
como Scott (“Man on Fire”, 2004; “Déjà Vu”, 2006; “The Taking of Pelham 1 2 3”,
2009; “Unstoppable”, 2010), Demme (“The Manchurian Candidate”, 2004) y Lee (“Inside
Man”, 2006), desarrollando su faceta como director con un segundo film “The Great Debaters” (2007) y debutando en Broadway en 2005 con la shakesperiana "Julius Caesar" a la que seguirá cinco años más tarde la obra de August Wilson, "Fences" por la que recibió el Tony al Mejor Actor.
La última vez que sonó para los Oscar fue con “American
Gangster” (2007), por la que obtuvo, no obstante, su sexta nominación al Globo
de Oro. En 2012 puede verse resarcido gracias a “Flight”, el regreso de Robert
Zemeckis al cine convencional y por las que ha cosechado algunas de las mejores críticas de su extensa trayectoria. Ante la dura competencia de sus rivales, será decisivo que en premios, como los del sindicato de actores, donde aún no ha sido galardonado acabe triunfando para consolidar sus opciones.
Acabo de flipar. Es que a los Bafta y a los Critics' Choice ni siquiera ha sido nominado!
ResponderEliminarEs cierto anónimo. Sobre el BAFTA es raro -Aunque estuvo en la preselección en 2008 por American Gangster-. Sobre el BFCA no es tan raro, hasta 2000 solo se anunciaba al ganador y hasta en 2003 se hizo el sistema de nominados. En esos dos años solo se incluían tres candidatos. Curiosamente, tres de los cuatro ganadores en esos años en las categorias protagónicas no estuvieron siquiera nominados! Adrien Brody, Halle Berry y Denzel Washington
EliminarPara mí es uno de los mejores actores vivos, y quizá el referente de la comunidad de color junto a Freeman. Particularmente no puedo para de llorar con la escena final de John Q, cuyo papel sigo creyendo que estuvo y está muy infravalorado.
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